Desde que comencé a escribir este blog la idea siempre fue contar mi experiencia, mi punto de vista, darle una vuelta de rosca a la cosa, buscar lo positivo, lo que no significa que sea la verdad absoluta.
Cuando diagnosticaron a mi hija mayor, ( a sus 6 años) todo lo que creía tener claro y/o superado se volvió a derrumbar, yo ya sabía lo que se le venia, o peor aún, yo no sabia bien del todo como era ser celíaca a los 6 años de edad, pero ella me pasó el trapo, nos pasó el trapo a todos y festejó su diagnostico, sin nunca haber tenido malestar o algún síntoma externo, celaquia asintomática, mas comúnmente llamada,.
Y asi fue viviendo su celiaquía de la mejor manera, en un entorno familiar que la contiene, que la tiene en cuenta, que la acompaña y por sobre todas las cosas, en una casa donde la celiaquía es una condición de vida y no una enfermedad o un problema enorme que no nos deja vivir tranquilamente.
Ella creció sabiendo que su mamá come diferente y que tal vez ella también se sumaba en ese estilo de vida.
Pero la adolescencia llegó, y los años de celiaquía vivida también fueron creciendo, tiene mas tiempo comiendo sin gluten que con gluten y eso podría llegar a verse como que está todo superado.pero esto es día a día y la constancia no es para todos igual, requiere de mucha paciencia y de mucha fuerza de voluntad.
Siempre cuento que el día que me enteré que ella también era celiaca, por un lado me lloré la vida mas que en mi propio diagnostico y por otro lado me quedé tranquila porque pensaba en cuantas madres van de médico en médico con sus hijos sin saber que tienen, y al menos yo se cuál es la solución por así decirlo.
Sin embargo sabia que iba a ser difícil y que podría llegar a sentir porque siempre le digo, yo también estuve ahí.
Hace algunos años estábamos de vacaciones y fuimos a comer a un restaurante que por suerte tenía empanadas aptas, pero mi hija quería papas fritas como todas las personas que comían papas fritas sin ningún problema , y bueno, los dueños del lugar no tuvieron la amabilidad de hacerlas a parte, y fue entonces que mi hija me lanzó una frase matadora, fue como un dardo directo a mí, ¨ODIO SER CELÍACA¨. y en ese momento se me vino todo abajo porque me sentí la culpable de todo, yo soy la celiaca y ella es celiaca por mi culpa, si, eso sentí porque es inevitable.
Pero por otro lado pienso que bueno que tiene alguien a quien putear jaja en mi caso no se quien es celiaco mas allá de mi digamos, como que yo encabezo el árbol genealógico de celiaquía.
Así que la dejé hablar, la escuché y le dije que está bien que tenga bronca, está bien que sienta cosas que nunca sintió y esta bien por sobre todo poder decirlo, no guardárselo.
Y después le puse en la balanza las cosas buenas que son un montón y no quedarse solo con lo malo porque siempre se la tiene en cuenta y cuando no se la tenga en cuenta ella tiene sus herramientas para poder sobrellevarlo.
Como madre hay que educar a los hijos para momentos como ese también, no que vivan en una nube inexistente o en una burbuja, nunca tratarlos como enfermos, nunca decirles: ¨uy pobres¨, porque es peor.
Hace tiempo había leído que la etapa adolescente era un tema a aparte con respecto a la celiaquia, así que hay que armarse de paciencia, acompañar, saber ponerse en el lugar del otro y ver lo bueno, sacar las conclusiones y buscar siempre alternativas.
Dato a parte, al otro día fuimos a otro restaurante y tuvimos nuestras porciones de papas aptas que estaban espectaculares.
Así que la dejé hablar, la escuché y le dije que está bien que tenga bronca, está bien que sienta cosas que nunca sintió y esta bien por sobre todo poder decirlo, no guardárselo.
Y después le puse en la balanza las cosas buenas que son un montón y no quedarse solo con lo malo porque siempre se la tiene en cuenta y cuando no se la tenga en cuenta ella tiene sus herramientas para poder sobrellevarlo.
Como madre hay que educar a los hijos para momentos como ese también, no que vivan en una nube inexistente o en una burbuja, nunca tratarlos como enfermos, nunca decirles: ¨uy pobres¨, porque es peor.
Hace tiempo había leído que la etapa adolescente era un tema a aparte con respecto a la celiaquia, así que hay que armarse de paciencia, acompañar, saber ponerse en el lugar del otro y ver lo bueno, sacar las conclusiones y buscar siempre alternativas.
Dato a parte, al otro día fuimos a otro restaurante y tuvimos nuestras porciones de papas aptas que estaban espectaculares.
Por suerte el rodearse de gente empática hace que todo sea más fácil y llevadero, y los años fueron pasando y tiene amigas celíacas con las que comparte no solo comida sino todas las situaciones que viven y que van a transitar como cualquier otra persona en este mundo.
Espero como siempre les haya sido útil, y les deseo lleven la vida siendo celíacos de la mejor manera.